No quiero decir con esto que el matrimonio ya haya dejado de existir, sino que el matrimonio, tal y como lo conocemos, es el resultado de una evolución histórica, no siempre para mejor.
En la Antigua Roma el matrimonio era una de las principales instituciones de la sociedad y tenía como principal objetivo generar hijos legítimos que heredasen el patrimonio familiar y la situación social de sus padres.
En un principio, esta institución no era para nada formalista, no era necesario un acto jurídico o religioso para que el matrimonio fuera considerado legal, pues bastaba la convivencia entre un hombre y una mujer para que éstos fueran considerados casados. De la misma manera, en cualquier momento, la mujer podía recoger sus cosas, marcharse de la casa familiar y el matrimonio quedaba automáticamente disuelto. Claro, siempre que contara con la autorización del marido, o del padre, pues se trataba de un sistema fuertemente patriarcal, que por raro que hoy en día nos parezca, en su momento esto tenía su sentido y su razón de ser, pero eso es otra historia para otro momento.
La historia y, sobre todo, el interés económico, han complicado un poco, algo que en principio debería ser totalmente espontáneo y libre, como es la convivencia entre dos personas adultas.
Como norma general en España, casarse supone que, los cónyuges no sólo inician una vida en común, sino también, una economía en común(Sociedad de gananciales), pero no del todo, en principio lo que tenían antes, y ciertas cosas, aunque se adquieran vigente el matrimonio, continúa siendo exclusivamente de su adquirente, pero es que además, algunas Comunidades autónomas han hecho su propia regulación de esta institución, porque ahora ya depende de en qué Comunidad te cases, tendrás por defecto un régimen u otro, a lo que se añade la posibilidad de hacer pactos al respecto, (Capitulaciones Matrimoniales) que se llaman, dentro de los cuales se pueden incluir cualquier cosa que no sea contraria a la Ley o a las normas sociales.
Y no es casualidad que se llame “sociedad”, pues su funcionamiento viene a ser muy similar al de una “sociedad mercantil” una empresa, vamos.
Es por esto que hoy en día se hace muy necesario conocer muy bien las consecuencias de tal acto, pues mientras haya acuerdo entre los cónyuges todo irá maravillosamente bien, pero el día que no haya acuerdo comenzarán los problemas y entonces empezaremos a pensar en divorciarnos, y ese día nos daremos cuenta de lo tontos que hemos sido por mezclar economía y sentimientos, sin saber lo que hacíamos.