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Los errores “legales” más frecuentes de las 'start up' y otros proyectos de emprendimiento.

Actualizado: 25 ago 2020


       Hace ya un tiempo que escribí un artículo titulado “Construyendo sin plano” sobre las diferentes formas jurídicas que puede tener un negocio.


       Lo que ahora pretendo es dar una idea general del “pegamento” que une a las diferentes partes que conforman un negocio.


       Pues ese “pegamento” no viene a ser otra cosa que las relaciones legales que unen dichas relaciones.


         Habitualmente, el asesoramiento legal se suele ver como un “lujo” del que se puede prescindir, pues el emprendedor normalmente ya sabe mejor que nadie, o eso cree, como es su idea y qué hacer para ponerla en marcha.


        Pero el problema es, “lo que no sabe, que no sabe”, es decir la importancia de atar ciertos cabos legales para que su idea, siga siendo suya y además la pueda rentabilizar al máximo.


       Contar con un buen asesoramiento legal desde el principio puede ser clave para el éxito de una idea, convirtiendo en un valor añadido lo que habitualmente es visto como un problema.


       Los inversores saben que "cada vez más, los mentores de aceleradoras e incubadoras abogan por que la start up cuente con asesoramiento jurídico especializado desde el inicio". No obstante, es muy frecuente ver proyectos fabulosos que se estancan o naufragan por la ausencia de un asesoramiento adecuado o por el apalancamiento en creencias erróneas".

Estos son, mi opinión, los errores más frecuentes que cometen los emprendedores:


       1. Elegir una fórmula societaria inadecuada.

       A menudo, los emprendedores optan por "salir" sin haber constituido previamente un tipo de sociedad adecuada. Operar como autónomo, aunque es más barato no excluye la responsabilidad de quien realiza la actividad, que será el responsable último en caso de que se cometa una infracción. Una de las infracciones más comunes, por ejemplo, es realizar, desde una plataforma un envío masivo de correos electrónicos sin consentimiento de los usuarios y ser denunciado por ello. La Agencia de Protección de Datos actuará frente al individuo que haya realizado la acción y no frente a la sociedad, por no existir todavía.


       2. Confiar en quien no se debe.

       Con frecuencia, los emprendedores contar todos los detalles de sus ideas a inversores, proveedores y posibles partners, revelándoles no solamente su modelo de negocio, sino el plan estratégico, la cuenta de resultados, la base de datos de clientes... Incurrir en este tipo de acciones sin firmar antes un acuerdo de confidencialidad puede ser un suicidio. En ocasiones, incluso se comparte información sensible con un competidor, con el que se explora la posibilidad de una eventual fusión o partnership. Para evitar futuros problemas en caso de que el negocio se frustre, conviene incluso, y si las circunstancias lo aconsejan, establecer ciertos pactos de no competencia, por ejemplo, en relación a mercados, territorios, microsectores, etcétera.


       3. No firmar un pacto de socios.

      Convertir en un pacto de socios cómo se comportará la sociedad y sus socios ante determinadas circunstancias es clave. Si no se hace, se puede frustrar una eventual venta de la sociedad porque uno de los socios no quiere vender y no se ha previsto una cláusula de arrastre. No regular convenientemente el mecanismo de resolución de conflictos o una excesiva burocracia para la toma de decisiones intrascendentes de la sociedad son factores que pueden hacer inoperativa una compañía. También puede quedar arrinconado un socio minoritario si no se establecen cláusulas antidilución por la entrada de nuevos socios en el pacto inicial.


        4. Despreciar la importancia de los intangibles.

       Las start up, por ejemplo, tienen dos grandes activos: su idea y su equipo. Proteger ambos es clave. Mientras que el cuidado de los socios va de por sí en el proyecto emprendedor, en muchos casos se olvida la protección de los intangibles, como marca que se quiere utilizar, de los dominios a registrar, del software que se va a licenciar a terceros, etcétera. No es raro ver cómo una empresa de reciente creación tiene que cambiar su nombre porque a la hora de empezar a operar se encuentran con que un tercero ha registrado previamente su marca en ese u otro territorio o que los nombres de dominio que planea utilizar contravienen el derecho de algún tercero.


    Como reflexión final.

       Los recursos económicos de las start up y otras empresas nuevas suelen ser escasos en los inicios, pero subestimar la importancia del apartado legal, a nivel global, en cualquier proyecto emprendedor puede ser un grave error, que acaba pagándose más caro de lo que pueda costar contar con él. En TTaus Abogados podemos ofrecerte un plan adecuado al tipo de negocio que quieres emprender, ofreciéndote un asesoramiento integral tanto legal como laboral, fiscal y contable.


     Cualquier duda que tengas, puedes comentárnosla a continuación.


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