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El despido es la última opción.

Actualizado: 21 ago 2020


       En otros post de este mismo blog, aquí y aquí, ya hablé de este tema de las relaciones entre el empleador y el empleado, y hoy hablaré de cómo maneja el empresario éstas; con respecto a sus propios trabajadores; con frecuencia. En realidad iré a parar a una situación muy concreta: la del empresario que despide a trabajadores por no hacerle bien el trabajo; o al menos ese el motivo que él aduce para despedir. Y puntualizo: me estoy refiriendo a estos despidos, no a aquellos en que el despido está basado en un efectivo rendimiento por debajo del que ha venido siendo habitual o es razonablemente aceptable.


       Centrado el tema, al respecto tengo una pregunta: ¿dónde ha aprendido a ser empresario el empresario? Y la pregunta es interesante, pero más la respuesta, que cada uno mismo tendrá que responderse.


        Es indiferente si tiene un empleado o cincuenta, el empresario está al frente de su empresa y el empresario debe tener dos cosas muy claras y perfectamente diferenciadas: que su mayor activo son las personas a su cargo, laboralmente, y que si no les enseña a trabajar en su empresa, si no les indica claramente en qué consiste su función, después, cuando haya problemas, no podrá exigirles nada.


       Y esto lo digo al hilo de las innumerables consultas que tengo al respecto de problemas que surgen a lo largo de la prestación laboral.


       En este post me voy a centrar exactamente en estos puntos:


       1.- Los RRHH son el mayor activo de una empresa. Así es, aunque el trabajo o hicieran máquinas es preciso que lo supervisen personas, por tanto las personas son lo más valioso.


       2.- El empresario, cuando contrata, debe enseñar exactamente en qué consiste el trabajo que debe hacer el contratado. Y es que hay una excesiva tendencia a poner a una persona al frente de un trabajo sin indicarle qué y cómo debe hacerlo; mucho menos nos planteamos si esa persona sabe trabajar, si sabe lo que hay que hacer en un puesto como ese. Desde ese punto de vista las relaciones laborales no se sitúan en su contexto justo, desde el principio; lo que después deriva en que las expectativas resultan defraudadas completamente.


       3.- Cuando hay dificultades en la relación laboral, lo primero a hacer es investigar. Es muy fácil echar la culpa a otro, cuando lo que hay que hacer es investigar y comprobar dónde está el error, incluido si está en él mismo. Y esto se evita teniendo unos procesos de trabajo perfectamente claros, específicos y asumibles por parte de quien los tiene que llevar a cabo.


       4.- Respeto. Las relaciones se basan entre otras cosas y principalmente en el respeto. El lenguaje y el tono empleado con nuestros empleados es de vital importancia. Si no ofreces respeto, no lo podrás exigir. Jamás.


       5.- El despido es la última opción. a veces esconden la propia incapacidad de quien lo hace para gestionar el problema. Antes, como mínimo, deben ir las otras antes expuestas: investigar y corregir. Cuando el trabajador que tienes, como empresario, es el adecuado, sabe trabajar (porque lo has enseñado), sabe lo que tiene que hacer en su puesto (porque lo has formado), cuando el trabajador es el adecuado, digo, no tienes ningunas ganas de quedarte sin él. La clave sería tener trabajadores que cumplen a la perfección con su cometido, y que han sido seleccionados por que su perfil es el adecuado para el puesto. Si eso no es así, es porque el trabajador no es el ideal para ese puesto y eso, amigo empresario, es tarea tuya.


       Los RRHH son una parte fundamental de una empresa, y deben ser incluidas dentro del plan de empresa, que determina la viabilidad del proyecto. Dejar la contratación fuera de tal planificación es un suicidio empresarial a nivel humano, y una fuente de quebraderos de cabeza. Empresario, no dejes los RRHH en el aire, recuerda que hay especialistas para ello.

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