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La trampa de la excedencia

Actualizado: 21 ago 2020


       Como profesional del Derecho, he debido atender consultas sobre este tipo de suspensión del contrato laboral, y he tenido un seguimiento sobre ellas a lo largo del tiempo; conozco bien la mecánica de las excedencias profesionales, por ello voy a compartiros mi visión sobre ellas, derivada directamente de la experiencia.


       Podemos definir la excedencia como aquel permiso que el trabajador le pide a la empresa, para no tener que trabajar, por un motivo justificado. Lo usual es que sea para cuidado de hijo o familiar a cargo, y que dure un año. Este tipo de excedencia no es objeto de esta entrada.


       En esta entrada el objeto es la excedencia que solicita el trabajador, sin tener que justificarla, y que viene motivada por dos situaciones: bien por que el trabajador ya está cansado del puesto y la carrera desarrollada y quiere probar suerte en otro sector, o bien por que la relación laboral presenta problemas y el trabajador está agotado anímicamente y necesita recuperarse. En ambos casos el trabajador no lo identifica así, si no "se cree" su propia versión de que necesita un alto, cuando lo que necesita es finiquitar la relación. Obviamente no se atreve a plantearlo al jefe, y por eso utiliza la técnica de la avestruz, esconde la cabeza debajo del ala… Y no resulta poco curiosa la paradoja, el avestruz es el ave que mayor velocidad alcanza corriendo, lo que viene a confirmar la tesis de que los más valiosos son los que menos creen que lo son.


       1.- Antes de plantearse la opción de la excedencia el trabajador debería ir al fondo de la cuestión, que no es otro que el agotamiento de la relación laboral. Es importante el motivo de este agotamiento, pero sólo a medias. En la mayoría de las ocasiones el agotamiento es algo natural que ocurre cuando nuestro evolución no ha ido en paralelo a la de nuestra empresa: nadie tiene la culpa de esto, es algo que llega y que hay que afrontar.


       2.- Cuando ese agotamiento no se identifica, o no se quiere identificar con claridad, se corre el riesgo de actuar equivocadamente, y luego culpar a quien no se debe. Por eso lo mas sensato es apropiarse de su parte de responsabilidad en el problema. Las señales de alarma no son para ignorarlas, las señales son el primer síntoma de un problema que, si no se ataja, serán mayores cuanto más se deje sin resolver.


       3.- Puede pasar que nuestra propia evolución personal nos lleve, de manera inconsciente pero natural, a evolucionar y querer trabajos, y situaciones laborales, que no esperábamos ni nosotros. Es importante identificar cuáles son nuestras pretensiones reales, y no las que se espera que tengamos.


       4.- Solicitar una excedencia para probar suerte en otro sector, o trabajo que se nos haya presentado, es posponer la solución del problema, nuestra hartura del puesto que tenemos en la actualidad. Un problema no resuelto es un problema que cada día se hace más grande. En por esto hay que actuar con total resolución.


       5.-Lo que en realidad se esconde tas la solicitud de la excedencia es el miedo a perder lo que tenemos. Pensamos que si no nos despedimos de la empresa, en la que tan buen puesto tenemos, o creemos tener, que obviamente detestamos, cuando el fracaso en la otra ocupación se pueda producir; podremos volver a ésta. En definitiva, nos creemos nuestro propio cuento de la seguridad. Tomamos por real esa seguridad, que es falsa. Toda seguridad lo es en realidad, excepto la llegada de la muerte de todos y cada uno de nosotros, a cada cual en su momento.


       Por tanto, recomiendo no tomara a la ligera el momento en que en nuestra cabeza toma forma la idea de solicitar una excedencia. Cuando esa idea toma forma en nuestra cabeza, justo entonces, hay que negociar una salida de la empresa y abandonar el puesto que hasta ahora hemos tenido. Pero es que, además, la excedencia es la segunda de las opciones, casi siempre. La primera es el despido.


       No encarar esa salida de la empresa, y optar por la excedencia, aplazará la resolución del problema, y lo peor, te hará creer que tienes un puesto “seguro”, cuando le has dado carta blanca al jefe para ocuparlo por otro trabajador (que puede ser mejor, más eficiente y resolutivo que tú), y tú estarás contando con una baza que no tienes.


       Por tanto, recomiendo reflexión, cautela y valentía para resolver la situación de la mejor forma posible, pero resolverla, no enmascararla.

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